Altas temperaturas, rayos del sol, mosquitos, sobrecarga… inconvenientes fáciles de evitar que pueden arruinar tu Camino.
Ampollas.
Las ampollas en los pies son causadas por una fricción excesiva con calcetines/calzado, así como por una humedad excesiva en los pies.
Las cuatro claves para evitar las ampollas son:
- Calzado usado.
- Calzado hecho para caminar, del tamaño apropiado.
- Pies tan secos como sea posible.
- Calcetines de fibras naturales sin costuras
El calzado nuevo no debería usarse nunca para caminatas prolongadas. Esa es la forma más fácil de provocar serias ampollas que pueden dejarte incapaz de caminar durante varios días.
El calzado debe estar pensado para caminar y ser del tamaño correcto, amoldándose a tu pie de forma firme pero sin apretar demasiado. Algunas personas pueden experimentar hinchazón tras andar durante horas, con lo que necesitarán un calzado de un número superior al usual.
El calzado debe también mantener los pies razonablemente secos mientras andamos bajo la lluvia o en algunos de los tramos encharcados que probablemente nos encontraremos. Mucha gente suda al andar, así que, para mantener los pies secos mientras se está caminando, habrá que hacer uso del talco o incluso de sandalias.
La fibra natural mantiene los pies secos y es más suave que la sintética. Los calcetines deberían ser también pensados para caminatas, con costuras muy suaves o sin ellas.
Tendinitis.
La tendinitis es la enfermedad crónica de los tejidos conectivos más diagnosticada en la medicina occidental. Los síntomas típicamente incluyen:
- Dolor, frecuentemente sordo, especialmente al mover la articulación afectada.
- Sensibilidad.
- Hinchazón suave.
La tendinitis es una enfermedad sustancial que requiere atención inmediata para evitar males mayores. Si se sospecha que se tiene, es esencial cuidarla inmediatamente mediante descanso, hielo y analgésicos comunes. Desafortunadamente, estar afectado supone con toda seguridad tener que interrumpir el Camino.
Las causas de la tendinitis, en el contexto que nos ocupan, son:
- Articulaciones sobrecargadas debido a una mochila demasiado pesada.
- Caminar de forma desequilibrada, debido a ampollas o heridas previas.
- Falta de forma física.
- Distancia excesiva diaria.
- Deshidratación (que es perjudicial para los tejidos conectivos).
Picaduras de insectos.
En España no existe riesgo de infecciones serias transmitidas a través de picaduras de insectos, pero los mosquitos y similares no dejan de ser una irritación que se puede evitar con repelente de mosquitos, fácil de obtener en cualquier supermercado.
Quemaduras del sol.
En el norte de España, los índices de radiación ultravioleta pueden alcanzar cifras muy altas durante el verano.
Un índice UV entre 8 y 10 indica riesgo muy alto de daños por exposición al sol sin protección.
Procura minimizar la exposición al sol entre las 12 y las 18:00 (en verano, la zona horaria de España está más de dos horas por delante de su meridiano natural. En las zonas más occidentales, como Santiago, durante el solsticio de verano el sol se pone sobre las 22:15). Se recomienda buscar la sombra y llevar ropa protectora, sombrero de ala ancha y gafas de sol que bloqueen los rayos UVA. Se debe usar también cremas de protección solar de factor 30+ cada dos horas, incluso en días nublados, y tras haber sudado o haber nadado. Cuidado también con las superficies brillantes, como la arena y el agua, que reflejan los rayos UVA.
Deshidratación.
Incluso aunque no se esté realizado una actividad física intensa, la deshidratación de bajo nivel es un problema común que puede afectar a la salud.
Las primeras señales de deshidratación son sed, malestar general, orina de color oscuro y dolor de cabeza: se puede resolver simplemente bebiendo.
Las personas que no estén acostumbradas a ejercicios prolongados deben estar atentas a estos síntomas. Si se ignoran, pueden llevar a problemas más serios, como agotamiento e insolación.
En el contexto de quienes hacen el Camino, la deshidratación sucede cuando la pérdida de agua del cuerpo supera la ingestión de agua, debido al ejercicio o a las altas temperaturas.
La deshidratación es fácil de prevenir, simplemente bebiendo con regularidad. No espere a sentirse sediento para hacerlo. Nuestro cuerpo necesito agua de forma regular; no hay una cifra mágica de tantos litros por hora. Simplemente, intente beber un poco más de lo normal.
No se deberían tomar bebidas con cafeína, azúcar/edulcorantes o alcohol, si lo que se pretende es hidratarse.
Agotamiento por calor e insolación.
El agotamiento por calor y la insolación son dos problemas potencialmente serios que pueden suceder si el cuerpo alcanza una temperatura demasiado alta, y pueden suceder durante ejercicio físico intenso en un entorno caluroso. En el norte de España la temperatura diurna rara vez llega a los 40º, pero aun así puede ser suficiente para causar estos problemas.
El agotamiento por calor sucede cuando el cuerpo agota sus reservas de agua y sales. La insolación (o golpe de calor) sucede cuando el cuerpo ya no es capaz de enfriarse por sí mismo.
La insolación y el agotamiento por calor pueden producirse rápidamente en minutos, o desarrollarse gradualmente a lo largo de varias horas. Los síntomas incluyen:
- Cansancio y debilidad.
- Mareos.
- Baja presión sanguínea.
- Jaquecas.
- Calambres musculares.
- Malestar general.
- Sudor abundante.
- Sed intensa.
- Pulso rápido.
- Orina poco frecuente, y mucho más oscura de lo habitual.
Con síntomas más serios si no se trata rápidamente.
Las personas que sufran estos síntomas necesitan ayuda inmediata, y deben tumbarse en un lugar fresco. Su cuerpo debe ser refrigerado por todos los medios posibles: quitándoles la ropa, humedeciendo y ventilando la piel… además de hidratarse de forma urgente.
No se les debe dejar solos hasta que se sientan mejor, cosa que no debería llevar más de 30 minutos. Si continúan igual o pierden la consciencia, es necesaria ayuda médica. Llame al 112.