Nos acercamos al otoño, una de las épocas más populares para hacer el Camino de Santiago. Sin embargo, con la llegada del otoño comienza también la época en la que las lluvias (e incluso las tormentas) se hacen más frecuentes. Para los peregrinos que hacen el Camino, esto supone un riesgo que no por remoto debemos descartar: el de ser alcanzados por un rayo durante una tormenta.
En el campo, efectivamente, el riesgo de ser alcanzados es mucho mayor que en la ciudad, ya que no hay edificios altos con estructura metálica que “atraigan” los rayos. Para evitarlo, lo mejor es que la tormenta no nos pille en medio de una etapa. Por ello, al planificar nuestra ruta diaria, deberemos seguir los siguientes consejos:
- Prestar atención a las predicciones del tiempo, si se anuncian posibles tormentas.
- Una vez en el Camino, observar si el cielo se oscurece o se producen relámpagos, y dirigirse a un lugar seguro inmediatamente.
- En verano, las tormentas con relámpagos se suelen formar a partir de las cuatro de la tarde, así que es una buena idea terminar la etapa antes de esa hora.
Si aun así la tormenta nos ha sorprendido en campo abierto, conviene saber lo siguiente:
- Hay que retirarse de cualquier lugar alto (colinas, lomas, etc.), y refugiarse en zonas bajas. No conviene tumbarse en el suelo, sin embargo, ya que las corrientes eléctricas pueden viajar a través de éste.
- Deshacerse de todos los objetos metálicos, y colocarlos al menos a 30 metros de distancia. Esto incluye también apagar y dejar de lado los teléfonos móviles.
- Del mismo modo, conviene alejarse de objetos metálicos como vallas, líneas telefónicas, torres, maquinaria, así como de masas de agua (ríos, charcos…)
- No echar a correr, y menos aún con la ropa mojada. Nuestro movimiento podría crear turbulencias en el aire que atraigan al rayo.
- Evitar a toda costa los terrenos abiertos y despejados, ya que sobresaldremos en ellos y podríamos atraer a los rayos.
- Del mismo modo, no conviene refugiarse debajo de árboles, rocas y otros elementos prominentes y solitarios.
¿Dónde nos podemos refugiar entonces? Un bosque o grupo de árboles puede ser un buen lugar, especialmente si hay otros árboles más altos cerca. El mejor sitio para esconderse, sin embargo, es un coche cerrado, con el motor apagado, la antena de la radio bajada y las ventanillas cerradas. Si cae un rayo, el coche quedará cargado eléctricamente sólo por fuera, mientras que el interior queda protegido, debido al fenómeno físico conocido como “jaula de Faraday”. Eso sí, al salir del coche, no conviene tocar ningún elemento metálico de éste.
Si no podemos refugiar en un coche y tenemos que seguir en el campo, la postura más segura es en cuclillas, lo más bajo posible, con las manos en las rodillas y tocando el suelo sólo con el calzado.
Si una persona ha sido alcanzada por un rayo, estas son las medidas de primeros auxilios que deberemos tomar:
- Si está inconsciente, comprobar si tiene pulso y respiración.
- Si no tiene respiración, comenzar la respiración boca a boca; si no tiene pulso, comenzar las maniobras de resucitación cardiopulmonar. Las personas que sufren parada cardiorrespiratoria por un rayo tienen mayor probabilidad de salir de la misma que la que se debe a otras causas, por lo que hace falta comenzar la reanimación cuanto antes.
- Comprobar también si hay otras lesiones, como fracturas y quemaduras. No moverla si tiene fracturas vertebral.
- Mantener a la persona caliente hasta la llegada de los equipos de auxilio.
(Fuente: Asociación Profesional de Agentes Forestales de la CC. AA. de Madrid).