Foto via Thomas Gatzweiler, Flickr.

Nos acercamos al otoño, una de las épocas más populares para hacer el Camino de Santiago. Sin embargo, con la llegada del otoño comienza también la época en la que las lluvias (e incluso las tormentas) se hacen más frecuentes. Para los peregrinos que hacen el Camino, esto supone un riesgo que no por remoto debemos descartar: el de ser alcanzados por un rayo durante una tormenta.

En el campo, efectivamente, el riesgo de ser alcanzados es mucho mayor que en la ciudad, ya que no hay edificios altos con estructura metálica que “atraigan” los rayos. Para evitarlo, lo mejor es que la tormenta no nos pille en medio de una etapa. Por ello, al planificar nuestra ruta diaria, deberemos seguir los siguientes consejos:

 

Si aun así la tormenta nos ha sorprendido en campo abierto, conviene saber lo siguiente:

 

¿Dónde nos podemos refugiar entonces? Un bosque o grupo de árboles puede ser un buen lugar, especialmente si hay otros árboles más altos cerca. El mejor sitio para esconderse, sin embargo, es un coche cerrado, con el motor apagado, la antena de la radio bajada y las ventanillas cerradas. Si cae un rayo, el coche quedará cargado eléctricamente sólo por fuera, mientras que el interior queda protegido, debido al fenómeno físico conocido como “jaula de Faraday”. Eso sí, al salir del coche, no conviene tocar ningún elemento metálico de éste.

Si no podemos refugiar en un coche y tenemos que seguir en el campo, la postura más segura es en cuclillas, lo más bajo posible, con las manos en las rodillas y tocando el suelo sólo con el calzado.

Si una persona ha sido alcanzada por un rayo, estas son las medidas de primeros auxilios que deberemos tomar:

 

(Fuente: Asociación Profesional de Agentes Forestales de la CC. AA. de Madrid).

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